Natalia Carabajal tiene 35 años. Es profesora de danza y bailarina. Junto a su amiga y colega Daniela, desde hace nueve años, están al frente del estudio de baile "Ballare" ubicado en la ciudad de Formosa.
En el 2012 , Natalia y Daniela comenzaron a invertir en la danza. Ese año abren "Ballare" que, en principio, fue un local de indumentaria para bailarines. “No podía bailar ni enseñar porque tuve una lesión importante en la columna, estuve hasta sin poder caminar. Por ese motivo no comencé con el estudio directamente. El local fue lo más cercano que tenía a la danza en ese momento”, cuenta Natalia.
Al año, en el 2013, pudieron finalmente abrir el estudio de danza: "Nos empezó a ir súper bien desde el comienzo, lo cual era muy raro porque acá en Formosa hay estudios de mucha trayectoria y empezar de cero siempre es difícil”.
"Quiero que los chicos y las chicas aprendan a bailar sin lastimarse, cuidando y respetando su cuerpo."
En el 2016, Natalia se tuvo que hacer cargo de todo debido a que su compañera se mudó a otro país: “En ese momento tuve una especie de crisis porque antes el trabajo era 50 y 50 y después de que Daniela se fue todo recayó sobre mí. Pero por suerte, al poco tiempo, fui conectándome con otras profesoras, profesores y hoy "Ballare" es un espacio súper grande y hermoso."
En el estudio enseñan danza clásica, contemporánea, jazz, ritmos latinos, urbanos y teatro, y cuentan con un equipo numeroso de profesionales. "Es muy lindo ver el crecimiento que tuvo y tiene mi emprendimiento, y obvio que voy por mucho más”, afirma la bailarina.
-¿Tuviste dificultades para empezar el emprendimiento?
- No, la verdad que no las tuve y eso es algo que siempre destaco. Al ser mujer, a veces, todo nos cuesta un poco más. Particularmente en mi caso y en el ambiente de la danza no me costó. También es cierto que en la danza clásica hay muchas más mujeres que hombres y creo que eso ayuda. Donde encuentro dificultades es cuando tengo que presentarme ante las autoridades políticas: ahí cuesta porque la mayoría son hombres y no son del palo de la danza. Al ser mujer, artista y hacer danza, cuando tenés que ir a proponer un proyecto muchas veces puede resultar un poco chocante.
-¿Qué tan importante son las redes sociales en relación al estudio de danza?
- Fueron y son indispensables. Cuando iniciamos el proyecto repartíamos volantes, había que imprimirlos y repartirlos por todos lados. Hoy en día es 100 % redes sociales. Además, permite un contacto más directo con los chicos y chicas que se interesan por la danza, algo que antes no pasaba. Durante la pandemia, las redes fueron fundamentales: nos ayudaron a no salir de la mente de las personas, a estar presentes todo el tiempo y a seguir trabajando para ellos.
La lesión que sufrió en la columna, llevó a Natalia a formarse para enseñar a los más jóvenes: “Aprendí mucho durante el tiempo que estuve lesionada y actualmente me dedico a dar formación en el cuidado de lesiones. A mí me enseñaron a hacer las cosas como sea, sin importar nada, porque así era la educación de antes. No la critico, estoy súper orgullosa de la formación que tuve, pero quiero que los chicos y las chicas aprendan a bailar sin lastimarse, cuidando y respetando su cuerpo. Mi objetivo es que realicen esta actividad sin ningún tipo de miedo y con mucha seguridad”.
"Al ser mujer, artista y hacer danza, cuando tenés que ir a proponer un proyecto muchas veces puede resultar un poco chocante."
-¿Cómo imaginas "Ballare" en un futuro?
- Lo imagino creciendo de forma exponencial, ese es mi principal objetivo. Pero más que nada quiero seguir luchando por los derechos de los artistas, sobre todo los que se dedican a la danza. Soy muy defensora de nuestros derechos y quiero que se nos respete por lo que realmente somos: trabajadores. Imagino a "Ballare" representando a la danza, como una herramienta para que las personas comprendan que este es realmente nuestro trabajo.
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