¿Por qué las mujeres argentinas emprenden menos que los hombres? Hoy analizamos algunas creencias que tenemos que derrumbar para empoderarnos a nosotras mismas y a nuestros emprendimientos.
El concepto de emprendedurismo no tiene una definición establecida, pero podríamos resumirlo como el proceso en el que una persona lleva su idea a convertirse en un proyecto concreto, sea con fines de lucro o beneficiencia social, generando innovación y empleo. En todos los casos, el emprendedurismo lleva a quién la realiza a convertirse en un ser humano satisfecho de sí mismo y que conoce a sus clientes de forma sorprendente
Según un informe de la Asociación de Emprendedores de la Argentina (ASEA), las mujeres ocupan un 40% del total de la población emprendedora. Por otro lado, los hombres ocupan el otro 60%.¿Pero, por qué sucede esto? Se encuestó a los participantes del estudio relevante al informe y se descubrió que del total de las mujeres solo un 39% ve una posibilidad de desarrollo de una estructura económica sólida en el emprendedurismo, mientras que en el caso de los hombres un 45% total de los encuestados respondió que ellos ven muy posible la idea de lanzar su propio emprendimiento en los próximos seis meses.
Sin embargo, la participación de las mujeres en la vida empresarial y emprendedora está en crecimiento. En Sin Patrón queremos fomentar la cultura emprendedora femenina, es por eso que nos comunicamos con diferentes mujeres emprendedoras para conocer sus opiniones al respecto.
Julieta Bruno es una emprendedora argentina con 24 años de edad que hace ya cuatro años lanzó su propio negocio de pastelería artesanal. Al mismo se lo puede encontrar en Instagram como @julesbakeryok.
¿Cuáles consideras que son los mayores desafíos al momento de emprender?
A mi lo que más me costó fue arrancar. Tenía ese miedo de "¿quién me va a comprar?","¿qué voy a hacer?","¿y si hay un montón que hacen lo mismo?. De a poco uno se va haciendo más conocido o va probando otras cosas. Hay público para todo y para todos. También cuesta mucho poner un precio, cuando hay algunas cosas que son tan comercializadas. Sobre todo en mi rubro. Existe una masividad de ciertos productos. Y cuando uno lo hace de forma artesanal, comprando materia prima de alta calidad o en buenos lugares, cuesta más definir los precios. Es más caro que ir a cualquier panadería y comprar una torta. El tema del precio de los insumos lo dificulta mucho.
En tu opinión, ¿por qué las mujeres tienen más miedo al momento de emprender que los hombres? ¿Qué es lo que cambia entre ambos géneros?
Yo creo que el trato cambia mucho, es diferente el trato que tienen los clientes cuando es una mujer y cuando es un hombre la persona que te atiende. Yo lo veo porque yo aparte del emprendimiento trabajo en una empresa y veo distinto como tratan a mis compañeros hombres y a mi jefe que como me tratan a mi. Por ejemplo, muchas veces cuando le pido a los clientes cosas como "esperáme un segundo, ya te hago pasar", a mi me miran mal o prefieren irse directamente, pero cuando es mi jefe quien lo dice o un compañero varón es "si, dale, te aguanto". Le tienen más respeto a los hombres que a las mujeres.
Afortunadamente el papel de la mujer en la sociedad ha ido evolucionando drásticamente a lo largo de los años. Estamos derrumbando viejas creencias y estamos deconstruyendo de a poco todos esos modelos tanto masculinos como femeninos que antes prevalecían en nuestra sociedad. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. Un ejemplo de esto, es que según un informe de la Dirección de Economía, Igualdad y Genero, las mujeres hoy en día continúan ganando un 27% que los hombres. La brecha salarial existe: a los hombres se les continua pagando más que a las mujeres por el mismo trabajo y mismos conocimientos. Con tales diferencias en el terreno empresarial, cada vez más mujeres se vuelcan por el lado del emprendedurismo.
Algo curioso al respecto de las diferencias entre los hombres y mujeres emprendedoras, es que se ven motivados por motivos diferentes. Según un informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) , mientras que los hombres priorizan una buena remuneración económica y estabilidad, las mujeres priorizan la flexibilidad y la capacidad e poner en práctica sus iniciativas.
Elizabeth Gallo tiene 53 años y hace ya más de 10 años que lanzó "Instituto Positano" al mercado. Se trata de un instituto virtual de capacitación profesional con salida laboral rápida. Acerca de las dificultades que Elizabeth atravesó al momento de emprender, nos comenta:
"Para mi, una de las cosas más difíciles fue sacar tiempo dedicado a mis hijos. Además, yo soy una mujer que quiere ir siempre a lo seguro y para ser emprendedora hay que jugársela mucho. Tenés que apostar por algo que vos crees y no siempre tenés algo asegurado o una base muy sólida. Entonces esta cuestión de gastar el dinero una tiene ahorrado para jugársela en un negocio o en un proyecto nuevo es difícil. Y a la vez en mi caso, pensar que iba a dedicarle menos tiempo a mis hijos, hizo que me costará mucho."
Las alumnas de Instituto Positano realizando prácticas hospitalarias para el curso de Auxiliar en Enfermería.
¿Y qué opinas acerca de las dificultades que atravesamos las mujeres en particular al momento de emprender?
Siempre nos cuesta más que nos abran las puertas. Más que los hombres seguro. Por ejemplo, en Positano yo hago convenios con distintas universidades y hospitales para que los chicos tengan prácticas. Me ha pasado en varias ocasiones que cuando llamo yo presentándome como directora o llama mi secretaria no nos prestan atención. Es muy diferente cuando el contacto lo hace mi marido, que se desempeña como socio. Generalmente tenemos mejores resultados cuando se entrevistan con él que cuando nos entrevistamos nosotras para solicitar convenios.
La sociedad ha cambiado muchísimo y el papel de la mujer hoy en día es mucho más inclusivo que antes. En Sin Patrón no negamos peso. Pero las diferencias basadas en cuestiones de género continúan presentes y tangibles en nuestras vidas. Es importante que continuemos luchando para romper estándares sociales, hacernos escuchar y perseguir nuestros sueños.
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